¡Luis Hernán, ya sí es hora!
(Unidad, diálogo, servicio, comprensión, solidaridad, respeto)
- ¿Hora de almuerzo? ¿Tan temprano?
- No señor, el almuerzo no está listo, entre otras cosas porque necesito ayuda. A eso me refiero, a que ya es tiempo de que ustedes colaboren.
- ¡Uy! Amaneció de mal genio. ¿Estás cansada o qué?
- Estoy cansada sin qué. Y les voy a describir el panorama de esta casa.
- Mmmhh, ese yo ya me lo conozco: El Circo Internacional. Solamente que aquí la entrada es gratis.
- Gratis para ustedes, porque a mí me sale muy costosa. Amanecemos ocho y ya por la tarde nos volvemos quince.
- Quién te manda a tener una casa tan amañadora.
- Un momento que falta la descripción. Empecemos por la levantada: Como hemos madrugado tanto para clase, en vacaciones la hora es incierta, por no decir tardía y los desayunos se suceden en serie. Lo único que permanece invariable, es la función de quien atiende en la cocina: Una señora de mediana edad, afanada y sudorosa que despacha huevos a la carta. Terminado el desayuno, empieza el almuerzo para los del primer turno. Mientras tanto, los demás gritan: ¡El agua!, se pelean el teléfono y oyen a todo volumen música «Trans». El lavaplatos se llena hasta el borde. En el turno intermedio del almuerzo aparecen tres amigos y «cómo no invitarlos «. 'El personaje de la cocina» luce una sonrisa forzada y multiplica los panes. Nadie acude a socorrerla.
- Y todo parecido con la realidad es mera coincidencia, dice Luis Hernán.
A estas alturas del diálogo ya Luis y su madre cuentan con todo un auditorio.
- Me pido para seguir la descripción, interviene Ana María. A eso de las tres de la tarde…
- Yo sigo, grita Felipe, porque en mi casa es igualito. Frescos, parva y en su ausencia arepa. Con el agravante de que nadie ha ido a «tanquear» a la casa y todos tienen hambre.
- Un momento. Si seguimos no vamos a terminar. Pensemos en las camas sin tender, las toallas húmedas en el suelo, los ceniceros llenos desde la víspera y los bluyines tirados sobre la silla.
- ¿Mami, no has pensado en hacer un guión para una película?
- Sí. Y la titularía «Los mismos y la madre». Pero en la Parte final «los mismos» se convierten: se levantan presurosos a tender las camas, se preocupan porque la mamá pueda dormir hasta tarde y le llevan el desayuno. Los varones arreglan la casa y las niñas se instalan muy juiciosas en la cocina. Se invita a los amigos con preaviso y se les integra en el trabajo casero. Balance: una mamá sonriente y descansada, una casa limpia, ordenada y agradable, una familia más familia y una tarea tanto más fácil cuanto más compartida.