Papi, ¿uno se enloquece por partes?
(Buen humor, madurez, equilibrio)
- ¿Por qué, Humberto? ¿Conoces a alguno en esa situación?
- Te pregunto, porque sé de gente que, para unas cosas, es un genio y para otras no funciona.
- Como por ejemplo…
- El profesor de matemáticas, que en clase está sobrado y manejando carro es un peligro público.
- Ah no - dice el papá - si es así, yo conozco un sicólogo que le pega a la esposa.
- Yo - añade la mamá- aporto a mi tía Eunice, que era benefactora insigne de la parroquia y le recateaba diez pesos a la legumbrera.
- Y ni hablar - dice Humberto- de uno de los de la clase que usa collar de chaquiras, baila con el walkman por la calle y pertenece a un grupo de oración.
- Conclusión, termina el papá: De médico, poeta y loco, todos tenemos un poco.
- Y a propósito de lo que dice Humberto, ¿vieron que salió libre ese muchacho aquel del atentado?
- Sí mija, libre, pero para un manicomio.
- Ese, mami, es otro ejemplo de un loco por partes.
- Sí, hijo, pero yo leí que hay señales de peligro que anuncian esos desequilibrios en el adolescente.
- ¿Pero uno se dará cuenta?
- Tal vez uno no, Humberto, pero los que lo rodean, sí debieron advertir esas señales.
- ¿Y cuáles son, mami? A mí ya me está dando miedo.
- Pues el sicólogo o el siquiatra, o como lo llamen, que escribe el artículo, asegura que el más grave es la ausencia de sentido del humor.
- No, mami, entonces aquí estamos hechos. En esta casa no va a haber ningún loco.
- Y ustedes, pregunta el papá, ¿cómo definirían el sentido del humor?
- Ahí sí me mataste, mijo. Yo lo reconozco, pero definirlo… no soy capaz. ¿Y tú?
- Pues yo lo veo como una capacidad de reírse de uno mismo, de los acontecimientos, de las personas y de las cosas. Es una mezcla de realismo, de alegría, de intuición, de ironía y de esperanza.
- ¿De esperanza papi? - Sí Humberto, porque cuando les restas importancia a las cosas, es porque esperas poderlas dominar y cuando les restas importancia a los problemas, es porque esperas poderlos resolver.