Mami, ¿cuál amor y cuál amistad?
(Amor y amistad)
- ¿Cómo así, Liliana?
- Me suena falso celebrar eso en este país, donde la guerra es fratricida. Todos nos estamos matando.
- Liliana, tiene razón, mami. Para mí el sábado con todos sus regalos y su rumba, fue una farsa.
- Pues yo, Memo, creo que los dos están equivocados.
- Siempre has sido positiva, mami, pero no hasta el punto de negar una realidad.
- A ver, ¿estás de acuerdo en que se han perdido esos valores?
- ¡Claro!.
-¿Y en que hay que recuperarlos si queremos salvar el país?
-¡Cierto!
-¿En que el amor es el primero de esos valores porque los contiene todos? ¿Ama y haz lo que quieras?
- Todo eso es muy bonito y es verdad. Pero es que el amor está en crisis.
- De acuerdo, Liliana. Pero ¿te parece qué por eso debemos acallarlo? ¿Ignorarlo y no hablar más de él?
- No, mamá, no es eso.
- Pues entonces piensa que este es el momento para celebrar ese amor y esa amistad. Con mayor razón cuando sabemos que es en el dolor, en la angustia, en la tragedia, cuando se manifiestan esos valores. Se manifiestan y se prueban.
- Sí, siempre recuerdo tu frase favorita: «Un amigo es como la sangre, que acude a las heridas sin que nadie la llame». - Así es, Memo, y este es el momento para recordar que somos hermanos, que somos amigos y nos amamos los unos a los otros. El momento de abandonar toda barrera social, política o de intereses creados.
- Ay, mami, eso es lo que nadie hace. Lo que a nosotros, los jóvenes, nos desconcierta y nos desanima. Nadie nos guía. No tenemos modelos. El último que nos quedaba, nos lo mataron.
- La vida no se pierde, se cambia por otra, la eterna y el espíritu no muere, se queda con nosotros. Por eso, mis hijos, nos tenemos que solidarizar en ese amor y esa amistad que nos unen en un solo ideal: Una patria nueva. Somos «uno» en el amor por una patria que se desangra. Somos pobres o ricos, jóvenes o viejos, en las ciudades o en el campo, en la lucha por el retorno a Dios y a los valores.