Mami, ¿qué es esa fobia?
(Paciencia, tolerancia)
- ¿Cuál Rodrigo?
- La de ustedes las mamás con la adolescencia.
- ¿Cómo?
- Sí señora. Yo las oigo. Es algo así como la crónica de una muerte anunciada: ¡Ay querida no sabes lo que te espera con esos adolescentes de ahora! No hay quien pueda con ellos. Se le salen a uno de las manos. Ya la cosa no es como antes. Es mil veces peor. Te lo digo yo que ya pasé por eso.
- Naturalmente nos preocupamos.
- Como todas las mamás, sufres por las cosas antes de que sucedan. Vives esperando el huracán de la adolescencia de Andrés y tomando medidas. Y no piensas que, como los huracanes del Caribe, de pronto se desvían y no te pasan por la casa. Y tú botando corriente.
- Muy original la comparación.
- Más que original yo diría que es apropiada. Entretanto
el futuro adolescente, objeto de tantos desvelos, se siente obligado a no defraudar las expectativas y empieza a armarse para la batalla. Se convierte en el bando enemigo, llega tarde, se deja el pelo largo, se pone aretes…
- Rodrigo tiene razón en lo que te está diciendo, mami. Mira como él y yo superamos la etapa y aquí estamos sanos y salvos.
- Sí, Elisa, yo entiendo, pero entonces ¿qué debemos hacer?
- Esperar mami, no anticiparse. Tienes que dar permiso de adolescencia. Si no hace la crisis ahora, la deja para más tarde y eso sí es grave.
- Sí, yo sé. No discutir con un adolescente. Eso es como discutir con un sindicato. Nunca te va a dar la razón.
- Lo fundamental, mami, es estar ahí, acompañar, comprender, dar afecto en cantidades y mantener una casa de puertas abiertas como siempre lo has hecho.
- Recuerdo una frase que té citabas: Que había que hacer con la vida como con el caballo. Siguiendo fielmente hasta sus más mínimos movimientos, pero si hostigarlo.
-¿Sabes mami cómo llaman los gringos la crisis? Dolores de crecimiento. Así que tranquila.
- Tranquila, sin fobia y con dos magníficos asesores que acaban de salir del túnel.