Mami, una pregunta
(Ternura, cariño)
- Bien puedas.
- ¿Ustedes me quieren?
- -¿Quiénes son ustedes?
- Tú y mi papá.
- Frank, ¿ tú eres bobo?
- Que yo sepa no, ¿Por qué?
-¿A quién se le ocurre hacer esa pregunta?
- A alguien que le interesa saber.
- Frank por Dios, ¡eso se ve!
- Se ve pero no se oye. Ninguno de los dos nos ha dicho nunca que me quiere.
- Ya te dije que para qué, cuando es evidente que nos matamos por ustedes.
- Eso es una cosa y lo que yo pienso es otra. Además, me aterra eso de que todo lo que tenga que ver con el amor se relacione con la muerte: «Nos matamos por ustedes». «Me muero por mis hijos». «Doy la vida por mi familia» Trágico y además generador de complejo de culpa. En cambio «Los queremos mucho» es bonito, es cálido, acerca y da seguridad.
- Pues a mí tampoco me lo dijeron mis padres y aquí estoy divinamente.
- Tan divinamente que no eres capaz de decírselo a nadie, ni siquiera a tus hijos. Mami, entiende que no estoy criticando. Estoy pidiendo algo que esta familia está necesitando, que hace falta.
- Tal vez cuando se tiene padres indiferentes, pero ¿con nosotros?
- ¿Quieres que te dé un argumento irrefutable para una mujer piadosa como tú?
- ¿Cuál?
- Mira como Cristo necesita oír que lo aman. Le pregunta a Pedro si lo ama y no se siente satisfecho con una declaración de amor, sino que necesita tres. Si esto es Dios, ¿qué diremos nosotros, pobres criaturas indefensas?.
- ¡Me mataste!
- ¿No te digo? Otra vez la muerte.
- Bueno. me convenciste.
- A ver si es verdad. Dilo, mami, empieza de una vez.
- No me sale. Me da mucha brega.
- ¡Dale!
- Frank, te quiero mucho.
- ¿A mí no más?
- Los quiero mucho, muchísimo a todos.
- ¿Y ahora, cómo te sientes?
- Como calientica por dentro.
- Y yo también, mami. Pero hay que practicarlo. Mira, ahí llega Claudia. ¿Qué tal si le das la sorpresa?