Papi, ¿cuánto ganas por hora?
(Diálogo, escucha, amor)
(Colaboración de José Rodrigo Sánchez, vigilante del Hospital Pablo Tobón Uribe de Medellín)
Con voz tímida de admiración, un pequeño recibía así a su padre al término de su trabajo.
El padre dirigió un gesto muy severo al niño y repuso: Mira hijo, esos informes ni tu madre los conoce. No me molestes que estoy cansado.
- Pero, papi, insiste el niño, dime por favor cuánto ganas por hora.
La reacción del padre fue menos severa.
- Dos mil quinientos pesos por hora.
¿»Papi, me podrías prestar quinientos pesos»? -preguntó el pequeño.
El padre montó en cólera y le dijo: «Vete a dormir y no me molestes».
Había caído la noche. El padre, al meditar lo sucedido y se sentía culpable. Queriendo descargar su conciencia dolida, se asomó al cuarto de su hijo.
En voz baja preguntó al pequeño: ¿duermes hijo?
«Dime, papi, respondió entre sueños.
«Aquí tienes el dinero que me pediste», respondió el padre.
El pequeño le dio las gracias y metiendo su manita bajo la
Almohada, sacó unos billetes.
«Ahora ya completé el dinero: Tengo dos mil quinientos pesos. ¿Me podrías vender una hora de tiempo? preguntó el niño.
Deseamos que usted no sea el protagonista dé una historia como ésta. Existen miles de niños que quisieran tengan una hora para escucharlos y darles cariño.