¡Papi, papi!
(Afecto filial, imagen de padre)
- A ver, Jorge Mario, ¿qué sucede?
- Mira mi examen de matemáticas.
- Sacaste 10. Te felicito.
- Y eso que estaba muy difícil.
- Pero lo lograste.
- Y fui el único de la clase.
- ¿No ves? Eso te sucede porque has estudiado bien. Porque has hecho un esfuerzo enorme. La gente responsable…
- Papi, pero no fui yo solo.
- ¿No?. No me vas a decir que te ayudaron.
- Sí y no. Lo que pasa es que yo tengo un amuleto de la buena suerte.
- ¿Amuleto? ¿De dónde sacaste esa palabra?
- Amuleto es una cosa que uno carga y le trae siempre buena suerte.
- Bueno, pero muéstrame el amuleto.
- Mira, papi es que yo te pongo a un ladito en el examen, dijo el niño sacando del bolsillo una pequeña foto ya ajada, y por eso me va bien. Papi, ¿pero no dices nada?
- Es que a veces no alcanzan las palabras. Hay tantas cosas bonitas que te quisiera decir, que no puedo.
- ¿Entonces te gustó lo del amuleto?
- Tanto, tanto que creo que es la cosa más maravillosa que me sucedido en la vida.
- ¿Verdad, papi?
- Sí. Para un papá no hay nada… Ni éxitos, ni negocios, ni honores que puedan compararse con la que a mí me acaba de pasar. Ni nada que suponga más responsabilidad. Ven, yo te doy un abrazo.
Al otro día por la mañana:
- Papi, la bendición. ¡Ya me voy para el colegio y te llevo en el morral!